Francesc Pedró, experto en nuevas tecnologías de la Ocde.
Se trata de iniciativas llevadas a cabo por varios países del mundo y que buscan frenar la brecha digital, entre los alumnos que sí tienen acceso a las tecnologías y quienes no. Sin embargo, para Francesc Pedró, gerente del Centro para la Innovación y la Investigación Educativa de la Ocde y director del proyecto "Aprendices del Nuevo Milenio" del organismo, esas políticas pueden, incluso, ser perjudiciales. Pueden aumentar aún más la brecha de rendimiento entre alumnos de alto nivel socioeconómico y los más vulnerables, si no son acompañadas de programas que eduquen digitalmente a todo el entorno familiar de los alumnos.
De visita en Chile invitado por el BID y el Centro de Microdatos de la U. de Chile, Pedró conversó con La Tercera acerca de la segunda brecha digital y cómo remediarla.
¿Qué es la segunda brecha digital?
Supongamos que tenemos dos alumnos con la misma capacidad. Si los colocamos en familias de estratos socioeconómicamente distintos, a los 15 años sus resultados serán muy diferentes. A eso hay que agregarle que si a quien parte con ventaja le ofrecemos TICS, mejorará sus resultados. Sin embargo, quien carece de ese entorno, se va a dedicar a jugar con la tecnología y se comerá el tiempo que podría haber utilizado en aprendizaje. El que ya tiene, gana; y el que tiene poco, pierde. No basta con dar computadores. La tecnología no es beneficiosa o perjudicial para todos por igual. La desventaja la da la ausencia de un apoyo educativo.
¿Por qué sólo el niño de peor nivel socioeconómico se dedicará a jugar con la tecnología?
Porque no tiene el entorno familiar adecuado y el círculo de amigos es tan poco exigente, que va a dedicar su tiempo a usar lúdicamente el equipo.
¿Qué se hace con estos niños?
Hay dos formas de atacar este problema. La primera es estrictamente escolar. La escuela debe acompañar a los jóvenes en su conocimiento de la tecnología, porque es el último bastión al cual estos chicos se pueden agarrar. La segunda, es que la escuela no es el ombligo del mundo, o sea, es necesario desarrollar políticas públicas que actúen sobre el entorno del alumno, fundamentalmente su familia y la comunidad. Hay que aplicar planes de educación digital para los padres y sus más cercanos.
¿Cómo se hace en concreto?
Necesitamos garantizar el acceso de calidad de estos jóvenes, en el hogar o en la escuela. Segundo, estos alumnos necesitan programas específicos de tipo compensatorio que deben ser proporcionados por un docente especializado. Debemos suplir este cojín social que no tienen. Si decimos que esos contenidos son transversales, nadie se hace responsable de enseñarlos. Necesitamos generar oportunidades de diálogo con estos alumnos, y esto se consigue con docentes que no permanecen con los ojos cerrados frente a lo que está pasando, sino que acompañen a los alumnos en el conocimiento de las TICS. Mi recomendación es que éstos programas no sean exclusivamente vinculados al mundo escolar, sino que tengan una vertiente lúdica.
Si los profesores no entienden las Tics ¿cómo van a enseñarlas?
Hay profesores que son reacios a dejar que la tecnología forme parte del contexto escolar. En el siglo 21, del cual ya ha transcurrido un 10 por ciento, ellos deberían buscar otro trabajo. Si no son capaces de dar salida a las interrogantes que hoy interesan a los jóvenes, para qué los queremos.
¿Por qué los profesores no utilizan el computador?
No lo usan porque no quieren. El 80% de los países tienen computadores e internet en las escuelas, por lo que no se puede decir que no hay acceso. Por eso, es necesario explicar cómo utilizar el computador y por qué es necesario usarlo. Los docentes deben entender cómo maximizar los resultados de sus alumnos a través de las tecnologías.
domingo, 6 de junio de 2010
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